Fui creciendo entre penurias, entre barro y miserias... 
con los mismos sinsabores de gente, trabajo y feria.
Junto a sus sentimientos fui viviendo mi existencia,
iban pasando los años con alegría y dolor...
Y mientras a mí me acunaban, nacía el gran cantor...
con su voz grande y sonora él me supo comprender.
Me ayudó, me enriqueció para darme gran cartel
y este gran amigo era... el gran ¡Carlitos Gardel! 

Muchas historias pasaron de reyertas y traiciones
y yo me fui formando entre bailes y canciones.
Venían muchos emigrantes con diferentes idiomas
y en esa mezcla gigante yo formé mi propia lengua;
¡El lunfardo! ¡Sí señores..! me hizo muy personal.
Yo conviví con percantas, con minas, guapos y malevos...
y en las barriadas porteñas yo jugaba al balero.

Hoy señores ya soy grande.. me apadrinó el Gran Carlitos...
y de las manos nos fuimos a recorrer todo el mundo.
Muchos nos elogiaros y también nos repudiaron,
pero nosotros muy firmes ya fuimos condecorados.
Japoneses y franceses nos quisieron nacionalizar...
pero nosotros ya somos una industria nacional
¡Argentinos y a mucha honra..! con orgullo internacional..
Y así luchando y cantando iba subiendo escalones...
de mis primeros harapos cambiamos al noble frac.
Con la guita mejoramos cada vez mejores pilchas
y en los salones mas piolas nos lucimos mucho mas.

Una vez una viejita, de mi barrio primitivo,
cuando nos vio con la pinta casi se desmayó.
Lo chamuyó en todo el barrio... y a cada paso decía 
¡La madre que los parió..!
.
Pero Carlitos buenazo con sonrisa muy canchera
les cantó a las viejitas, a las lindas y a las feas
y hasta a la galleguita que venía a servir
a los bacanes diqueros... para sobrevivir...
Hoy soy viejo... no lo niego... no me pienso jubilar...
porque junto con Carlitos ¡Nacimos para triunfar..!